Desde AECEM somos conscientes de que la Economía Circular es un tema esencial para las empresas. Por ello, os compartimos esta tribuna de Carolina González Vigo, directora del departamento de Sostenibilidad en O´Clock DT. La experta será ponente del seminario “Economía circular y fiscalidad ambiental: dos grandes retos para el asesor y la empresa”. Este se ofrecerá el 23 de febrero, de 9:30 a 12:30 horas. Junto a ella, estará como ponente Gemma Patón, Catedrática de Derecho Financiero y Tributario de la Universidad de CLM e Investigadora Principal de Proyectos de investigación de I+D+i del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades sobre fiscalidad y economía circular. ¡Inscríbete aquí!
La circularidad en el centro del modelo organizativo
Asistimos a un momento estratégico de especial relevancia en el que el impulso de la Unión Europea, y no solo desde el enfoque normativo, sino especialmente desde la aportación de fondos económicos, ha situado la economía circular en el centro del modelo organizativo de los nuevos procesos productivos. Y, por ende, base del éxito de muchas empresas e instituciones de ámbito europeo y, en particular, español.
En estos momentos de cambios e incertidumbre, instituciones y empresas públicas o privadas, ya sean estas grandes, medianas o pequeñas o, directamente, personas trabajadoras autónomas, están promoviendo los principios de la economía circular tanto en el ejercicio de sus funciones como en la definición de su propio horizonte estratégico. Por ello, no es de extrañar que cada vez más entidades acudan a diferentes modelos de “certificación circular”, como instrumento de medición y/o ratificación.
Certificarse en Economía Circular
Empieza a calar la idea de la necesidad de ir por el buen camino, que no se excluya a nadie de este nuevo escenario económico que se está construyendo en torno a la sostenibilidad. Pocos dudan ya de si certificarse en Economía Circular es una decisión positiva, aunque no está exenta de sus riegos. Esto es así porque cabe lugar a erróneas interpretaciones, e incluso malas prácticas.
Conforme crece el interés por la certificación circular, lo hacen también los sellos, certificados y normas acreditativas disponibles. Muchos de ellos, bajo un claro enfoque de “greenwashing” (lavado verde), con poco o nulo aporte real para la entidad solicitante. Se corre el riesgo de dar una falsa sensación de ir ganando posiciones frente a la competencia, aunque a la hora de la verdad, este tipo de “pseudo sello”, realmente, no suponga el instrumento útil para acceder a fondos europeos, identificar oportunidades e, incluso, ni tan siquiera, convencer a unos consumidores, los cuales están cada vez más formados y concienciados en la materia.
La importancia de la asesoría en la circularidad
Por este motivo, es clave, identificar las oportunidades que la Economía Circular puede aportar al sostenimiento y crecimiento de la empresa, y hacerlo de la mano de una correcta asesoría o consultoría. La importancia del papel de la persona o grupos de personas que han de asesorar no sólo supone guiar u orientar, aclarando inquietudes o dudas de quien requiere de sus servicios, sino que además tiene la capacidad de garantizar ese aporte de valor tan necesario que, por experiencia profesional y conocimiento de buenas prácticas, proporciona la seguridad que la empresa/cliente necesita. La asesoría no consiste solamente en resolver un problema conocido, sino en la capacidad de entender la situación inicial y adelantarse al contexto en el que se envuelve la empresa, evitando riesgos mayores.
Los consultores y asesores de empresas además de capacidad analítica y resolución de problemas, cuentan con dotes y habilidades de liderazgo y comunicación para relacionarse con los clientes. Además, están permanentemente formados y reciclados en sus materias. Estos cuentan con capacidad de adaptación a nuevos retos, de manera individual o colectiva en colaboración con diferentes equipos y personas. Por tanto, una consultoría en sostenibilidad además de todo lo anterior, debe explorar los sectores y priorizarlos; evaluar y mapear aquellos más prometedores que permitan avanzar hacia un modelo productivo y económico más circular; identificando los flujos materiales de estos sectores (energía, agua, materiales, residuos, …) para su priorización. De igual forma, debe evaluar la posición de partida en materia de circularidad del cliente/empresa, definir el enfoque y su grado de ambición.
Retos empresariales en torno a la economía circular o circularidad
Cabe entonces preguntarse qué retos debe asumir la empresa para, realmente, ser creíble en el compromiso con los principios de la economía circular.
La respuesta podría venir de la mano de la mejora del capital natural, buscando una utilización de los flujos de recursos naturales y renovables cada vez más eficiente. La optimización del uso de los recursos. (El segundo principio se basa en buscar una mayor rotación de los productos y sus componentes, logrando un mayor ciclo de utilización, y, por lo tanto, un mayor ciclo de vida). Ecodiseño y fomento de la eficacia en el propio diseño y desarrollo del sistema productivo. Nos estamos refiriendo, en definitiva, a la búsqueda de un modelo de gestión excelente, innovador y sostenible, desde el que pivotar el desarrollo de buenas prácticas y nuevos modelos de negocio circulares que aseguren la credibilidad y transparencia de las empresas.
Ventajas de la circularidad
La simbiosis entre los objetivos de la empresa y el aporte de conocimiento del asesoramiento o consultoría externa dan paso al ecosistema adecuado para adaptar las ventajas de la circularidad al éxito empresarial. Por un lado, mejorando la competitividad desde la reducción de costes y la eficiencia de los procesos productivos. Por otro, aumentando el grado de resiliencia e independencia del exterior desde la reducción del consumo de materias primas. También, alineando su actividad con los 17 ODS en cumplimiento de la Agenda 2030 y los principios de sostenibilidad; así como consolidando las bases para el desarrollo de Planes de Circularidad y Reporting no financiero. Y, finalmente, garantizando el cumplimiento de la nueva normativa de carácter ambiental, accediendo a nuevos mercados y vías de ingresos; fomentado la innovación y la capacitación profesional, mejorando la reputación y visibilidad.
Parece, por tanto, el momento adecuado de aceptar el reto de la transición hacia un modelo circular empresarial.
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